domingo, 18 de noviembre de 2012

912843500



hoy llaman después de las dos de la tarde desde madrid. creo que es alguien de la familia. no!, en este día y a  esta hora quieren hacerme una encuesta. "bueno", le digo a la señora, de tono aséptico y poco agradable, que hace de interlocutora, más por idiosincrasia de canario perogrullo que por otra cosa. me pregunta qué edad tengo. "50" le digo. al parecer no doy la talla, ya que no había terminado de decir "...ta" cuando oigo el pitido de corte. me quedé mirando el auricular, con cara de gilipollas y murmurando, o creo que murmuraba, ya que ahora pensándolo con detenimiento, sólo abría la boca como el pez que desde la pecera mira con cara de estupidez apócrifa. en fin, pa sacudirme un poco la sensación de orsai, busqué en internet algo sobre el dichoso número y encuentro otros casos como el mío. quizá me dé por fundar la plataforma de afectados por el 912843500. todavía tengo la mosca detrás de la oreja, haciéndome preguntas de quién y con qué motivo hacen estas llamadas. hasta intenté llamar pero la voz enlatada de señorita que me respondía desde el otro lado me decía que ese número no existía. ¿serán llamadas desde otra dimensión? vete tú a saber, que diría mi madre.

domingo, 4 de noviembre de 2012

jet lag y sin corazón no hay paraíso


hace cinco días que regresamos del país del sol naciente, cinco días en los que nuestro cuerpo sigue allí. dormimos después del almuerzo, y los ojos como los de las lechuzas a las 5,30 de la madrugada. siempre creí que el jet lag era una leyenda urbana, pero evidentemente no es así, se ha instalado en nosotros como cosa mala. lo bueno de estos repentinos madrugones es que tienes tiempo suficiente, antes de empezar tus actividades cotidianas, para hacer repaso, para profundizar y sacar las hebras a lo que te ronda o a lo que en otro momento se te esconde. en ese cartel que se muestra en la foto, con el que topamos nada más poner los pies en kyoto, reza: "ahora, la vida vive en ti". iba a esa ciudad a cumplir cincuenta años. Es una de esas ideas que de repente te vienen a la cabeza y sabes que tienes que hacer, un momento especial en un lugar especial. una ciudad de templos y espiritualidad. necesitaba centrarme, mirar atrás, repasar y posicionarme para encarar el porvenir. ir tan lejos para que un cartel te dijera lo evidente, para reafirmar, sellar y coser lo que el tambor interior estaba murmurándote en cada latido. pero también, ese cambio cultural y social que encuentro en los antípodas de mi lugar de nacimiento, me sacude desde el tobillo hasta las partes que tengo atoradas en el cerebro. atrás, temporalmente, dejo la necrosis que está royendo los pilares de lo que parecía inamovible. conquistas sociales y sueños de prosperidad están siendo cercenados por el cortacésped de una clase política chulesca, sinvergüenza e impune. allí, el mundo parecía del revés. las conductas, las normas, lo social, la diversión, la irrealidad, lo obvio... nada tenía que ver con lo tuyo. en cierta forma, me estaba filtrando las pautas, lo esencial del devenir. la importancia de lo humano frente a las formas y a la cáscara. lo vital frente a los adornos, ropajes y tendencias. vamos, vivir con dignidad y si hace falta con toda la rebeldía necesaria para que nos haga ser y sentir dignos.